"La palabra no existe para traducir, para reflejar el mundo. Existe para crear puentes entre las cosas y los hombres" (G.Santiago)
viernes, 31 de diciembre de 2010
Lo peor de nuestra cultura, for export.
Algo le dice la argentina y la otra le dice:
-Eh, no! Ploviciana! (quiso decir: provinciana)
Las dos se ríen mucho y con una señora que miraba la escena del otro lado nos sonreimos).
Yo pienso que quizás entendí mal.
Pasa un rato más y de nuevo, la Argentina le reclama algo (todo en tono muy jocoso) y la china le vuelve a decir:
-Proviciana!
Todos nos reímos con ganas (las cajeras sobre todo). Yo incluso con un poquito de ruido y movimiento de hombros.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Hasta ahora el deseo que más me convence
"Fuerza para cambiar las cosas que pueden cambiar,
serenidad para aceptar las que no pueden cambiar
e inteligencia para distinguir unas de otras".
lunes, 27 de diciembre de 2010
Hoy fui rica.
-Hola.
-Según nuestra base de datos, sabemos que Ud utiliza un banco pero que no es el nuestro
-... (pienso: y si, piola!... me estás diciendo básicamente que no estoy en tu base de datos)
- No sé si tuviste oportunidad de consultar en tu banco los sistemas de préstamos que tienen ellos, porque el nuestro....
- (lo interrumpo:) Ah, gracias. No estoy interesada en recibir un préstamo.
- Y por qué no? No hay algo que te quieras comprar para tu casa o cosas y que no lo puedas pagar?
- (wow... qué conversación loca!) blabla
- blabla
-bla
-bla
-Dale, gracias. Chau.
Me quedo pensando: ¿no hay cosas en este momento que quiero tener pero no puedo pagar?!! seguramente sí.
Peeeeeeeeeeeeero...
acuerdo con Lerner: "Rico no es el que más tiene sino el que precisa menos".
Pura vida
Por lo menos, vida.
Por lo más, todavía no sabemos... quizás mañana. Ojalá mañana.
Ojalá más vida. Pero vida juntos.
sábado, 25 de diciembre de 2010
seguro
Pero si tengo 28 y ya pienso en eso, creo que pueden llegar a tener su impacto llegado el momento.
viernes, 24 de diciembre de 2010
en el cielo?
jueves, 23 de diciembre de 2010
armapoesías IV
(no tengo la cámara de fotos para publicar la imagen)
miércoles, 15 de diciembre de 2010
la zafo como puedo
1) Siento que tengo una vida poco interesante
2) Me dan ganas de decirle: Sabés qué?! Mi vida no es taaaan interesante, taaaan novedosa... eso querías escuchar?? eso? ESO??
Igual creo que lo segundo está provocado por lo primero, así que me lo tomo con más calma y a lo sumo le digo lo mismo pero como si fuera un chiste.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Ni idea
Dice:
"Sustancia absoluta que posee todos los atributos infinitos"
Es la idea de Dios que tiene Spinoza.
Creo.
martes, 7 de diciembre de 2010
lunes, 6 de diciembre de 2010
De cerca, todos somos locos
Melisa es una chica normal, veintitantos, estudiante.
Desde que vive sola, lleva el celular al baño por miedo a caerse en la ducha, romperse la cabeza y que ningún vecino note algo raro a tiempo como para llamar a la ambulancia. Piensa que en el peor de los casos, con el teléfono cerca, podría estirarse hasta marcar algún número. Probablemente el de su mamá.
Gracias, Melisa, por compartir tu historia.
domingo, 5 de diciembre de 2010
sábado, 4 de diciembre de 2010
nonetá?
pero cuando medito
me doy cuenta
que ya no está ahí lo que extraño.
¿dónde está?
viernes, 3 de diciembre de 2010
Respuesta
miércoles, 24 de noviembre de 2010
De cerca, todos somos locos
Muchas veces me pasa que siento que escucho el celular pero en realidad no estaba sonando.
Incluso suelo acercarme la cartera al oído sin que me importe lo ridículo del gesto para comprobar si efectivamente suena o no.
Desde hace unos días, sin embargo, tengo la certeza de poder distinguir el sonido real de mi teléfono del sonido que suena en mi cabeza cuando pienso que lo escucho.
O sea: Lo sigo escuchando sonar, pero ahora sé que soy la única y que si atiendo no va a haber nadie del otro lado.
¿Estoy mejor?
lunes, 22 de noviembre de 2010
(des) acuerdo
X: Sí, totalmente... un color clarito para que no achique el ambiente... un celeste claro, por ejemplo. O un rosa pastel.
Yo: Ojo que yo dije blanco, eh.
X: Sí, sí, tal cual...por eso.. un beigecito, no? o un amarillo, quizás, algo así...
Yo: No! Para mí tiene que ser blanco!!
X: Ah! Bien!! Y podría ser... como más tirando a cremita o gris.
Yo: ....(me está cargando?, pienso)
X: Qué bueno que estamos de acuerdo. En un momento tuve miedo de que queramos cosas distintas.
Yo: ¡!
Odio cuando están de acuerdo conmigo en algo que yo no pienso.
domingo, 21 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
Ah, era por eso.
jueves, 18 de noviembre de 2010
Uf...
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Cortito
domingo, 14 de noviembre de 2010
amor.
Primero levantó del piso la ilusión. Se la acordaba más liviana y sin embargo ahora pesaba tanto... Después se arremangó la blusa y trató de recuperar también las fantasías... en qué momento había tenido tiempo de desplegar tantas? Mientras las juntaba, sorprendida, se encontró sonriendo al recordarlas. Es verdad que era una sonrisa nostálgica, pero después de todo, quién le quitaba lo bailado.
Las fotos y los regalos decidió dejarlos. Ya no eran suyos y los puso a un costado junto con algunas lágrimas.
Estaba tomando vino y se había desabrochado algunos botones de la camisa para sentir un poco más el aire que parecía faltar en la habitación. Había ido a la pieza para levantar también de ahí lo que le correspondía y aunque le resultaba difícil decir mío a algo tan de los dos, tenía que hacerlo: el placer que había sentido era suyo, los nuevos lugares que había descubierto en su propio cuerpo le pertenecían; Y se los llevaba. Las formas más divertidas que habían encontrado para amarse también las puso adentro porque sabía que de todas formas llevárselas no implicaba sacárselas a él... podían quedárselas los dos si querían.
Se acostó un rato en la cama y se sintió sola aunque le hubiese gustado no sentirse así. Tampoco esperaba llorar como lo hacía pero se ve que para seguir adelante necesitaba primero vaciarse la tristeza.
Pensó en llevarse los proyectos compartidos: las ganas de vacacionar en la India, de vivir en Londres, de tener un perro que se llame Pluma y que sea enorme.
Caminaba descalza y seguía intentando juntar cada pedacito de amor que había entregado en los últimos dos años. Para eso había ido hasta ahí.
Sabía que el vacío que sentía no era sólo por su ausencia, la de él, sino principalmente porque le estaba faltando el amor que había dado, su propio amor, que había quedado desparramado después de la separación.
Fue entonces cuando aprendió a querer a su tristeza, cuando entendió que tenía el tamaño del amor que había sentido. Si estaba así de triste significaba que tenía toda esa enorme capacidad de amar.
Se alegró al pensar que la taquicardia antes de cada encuentro era suya y siguió recorriendo la casa, agachándose para levantar los abrazos que se habían caído y haciendo lugar para todas las sorpresas que alguna vez había preparado.
Buscó las cosas lindas que había dicho y también las que había generado y una a una se las volvió a poner al hombro.
Veía que la carga iba creciendo y se preguntaba dónde iba a ponerla ahora. Pero sabía que era mejor esa tristeza, la de no saber dónde volcar un sentimiento tan grande, que la otra, la de él, de tener un atadito de amor tan chiquito que entra en cualquier parte y se vuela con el menor viento.
Respiró hondo y tuvo que hacer fuerza para pasar por la puerta con tanto equipaje.
Sabía que iba a ser feliz y sintió cosquillas en la panza cuando dio el primer paso fuera del edificio. Se sentía más liviana, en vez de más pesada, ahora que cargaba de nuevo su enorme cosecha de amor.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Diálogo
C: Saben que Psicología es la carrera social con más gente? En Argentina hay más cantidad de psicólogos que de contadores!
P: Eso algo dice del país...
C:...
P:...
Yo:... Y qué dice?
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Multiplicidades de B
Brian nació siendo Hugo y todos lo llamaban Pablo.
Era un bebé tranquilo que lloraba muy poquito y siempre en los momentos adecuados. Nunca a medianoche, por ejemplo, o cuando veía que sus papás estaban muy ocupados. Era como si durante sus primeros años de vida, a pesar de ser el centro de la familia, él se hubiera amoldado a las necesidades del resto y no al revés.
Cuando entró al jardín, al conocer otros chicos de su edad, una parte de Pablo-Brian-Hugo se convirtió en Bruno. Las maestras le contaban a los padres cómo su hijo dirigía el juego de sus compañeros y se enojaba cuando los demás no querían hacer lo mismo que él,cómo le costaba compartir sus juguetes y que en varias ocasiones lo habían encontrado mordiendo a algún compañerito que tenía algo que él quería. No puede ser, pensaban los papás para adentro mientras asentían con preocupación.
Bruno fue creciendo y en sala de cuatro conoció a una maestra que despertó al Lucas que hasta ese momento no había aflorado en él. Fue cambiando lentamente la actitud hacia sus compañeros y empezó a hacerse más amigos. Los papás veían el cambio como algo natural, porque para ellos Lucas era más parecido al Pablo que ellos conocían y Bruno en cambio les parecía totalmente ajeno.
A mediados de primer grado, por primera vez Bruno-Lucas -Pablo -Brian se dio cuenta de que Hugo le iba a servir también en la escuela. Aprendió rápidamente a leer lo que querían sus maestros y empezó a destacarse por su orden y su cumplimiento. Había que usar la regla? La usaba. La fecha se escribe con color? Así lo hacía... era tan fácil como ser un buen hijo.
Pablo -Brian-Lucas-Bruno-Hugo...
Quién hubiera pensado que podía ser también Ariel? Ja! Imposible imaginarlo antes del proceso que hizo en terapia. Fue una personalidad que emergió de a poco pero cada vez con más fuerza.
Hubo un momento en que Hugo incluso estaba convencido de haber dejado de serlo. Creía ahora ser exclusivamente Ariel y se sorprendía cuando determinada situación volvía a despertarle el Bruno que por supuesto también habitaba en él.
A los 18 años, en un cumpleaños de un amigo, conoció a una chica (Clara-Jimena-Paola-Mabel). En ese encuentro, por arte de magia, cada uno devino la persona de la que el otro se enamoró. No fue tanto que Bruno-Brian-Hugo-Lucas- Pablo -Ariel se hubiera enamorado de Clara-Jimena-Paola-Mabel. En realidad fueron Gerardo y Ana los que nacieron y se enamoraron en ese momento. Un amor que duró cien años y mutó mil veces: Gerardo y Ana, Lorena y Gabriel, Julian y Mirta, Matías y Teresa, Silvana y Ezequiel, Lucrecia y Martín, Damián y Marcela, Esperanza y Manuel, Estefanía y Juan Cruz...
Santo remedio
lunes, 8 de noviembre de 2010
Deseo
sábado, 6 de noviembre de 2010
viernes, 5 de noviembre de 2010
Ana
Plagio
Todo y Nada eran muy amiguitos. Algunos decían que se llevaban bien porque eran muy distintos. Otros, en cambio, opinaban lo contrario: “en el fondo, esos dos son tal para cual”.
Un día de verano, volviendo de la escuela, Todo y Nada pasaron por al lado de un lago y decidieron meterse para refrescarse un poco. Se sacaron los delantales y se zambulleron sin pensarlo dos veces.
Después de jugar un rato salieron muertos de frío y cada uno, apurado, se puso sin darse cuenta el delantal del otro... y así caminaron de ahí en más, Todo vestido de Nada y Nada vestido de Todo.
Fin
Moraleja 1: A veces por querer Todo te quedás con Nada.
Moraleja 2: A veces pensás que es Nada aquello justito que en realidad es Todo.
Moraleja 3: Siempre ponele nombre a las cosas que llevás a la escuela...
jueves, 4 de noviembre de 2010
Filosofía barata
Papás
Nació Manuel. Y cuando llora, pienso: claro...
Y cuando se me queda dormido a upa y ya con eso alcanza para estar bien, pienso: claro...
Cuando una vez estornudó, y después se puso bizco, y “cómo sostiene la cabeza, qué fuerza tiene!”. Cuando mueve la boca pidiendo teta o de repente se te queda mirando a los ojos. En todos esos momentos, pienso: claro...
Y también pienso si sabrán.
Se me anuda la garganta pensando si sabrán.
Lo veo a él tan chiquito y ya tan importante. Tan mágico, tan increíble. Y pienso: que estés bien, que seas feliz, que si te pasa algo malo sea bueno, que todo, todo, todo el amor que pueda darte te llegue, que viaje de mí hacia vos a través del aire y a través de nosotros mismos en cada abrazo, cada provechito, cada mimo, cada upa.
Y me pienso chiquitita, bebé, con dos papases preocupados en entender qué quiero cuando lloro, qué me gusta de lo que hacen, qué me hace mejor y qué peor y cuándo y cómo y todo.
Y pienso, claro...
Y pienso, sabrán?
Porque cuánta entrega, no? Entrega de la más preciosa y hermosa y verdadera y sincera y desinteresada. Cuánta! Y eso de que los papás siempre quieren a los hijos, y eso de que los papás saben todo y eso de que sivosestásbienyotambiénestoybien,pichona. Todo eso no es siempre, eh. Todo eso es una razón enorme para agradecer. De verdad, agradecer mucho.
Agradecerles mucho.
Por todo.
Por quererme tanto y quererme bien.
Porque hoy en día incluso, ya con 28 pirulos, sigo tomando las decisiones que tomo sabiendo que ellos me respaldan. Contando con ese respaldo. Yo sé que la base de todo lo bueno que me pasa, de TODO lo bueno que me pasa, tiene una base anterior, que son ellos.
Desde lo más material y superficial hasta lo más profundo.
Y pensar que fui su Manuelita, que vivía en Peguajó pero un día se marchó, me emociona mucho. Y me imagino a elloss... que me vieron tan chiquitita, tan necesitándolos. Que fueron los que primero adivinaron que dos llantos era hambre mientras que uno más larguito era sueño.
Una vez vi una foto de un mural que hay pintado en alguna calle de Cuba que dice: “Los peces no saben que el agua existe”.
Que sería algo así para mí como que hay cosas tan pero tan vitales, tan que las necesitamos para vivir, pero que sin embargo las naturalizamos y ocultamos su importancia.
Parece que la llegada de Manu, tan pececito él, me hizo ver el agua y quería agradecerla. Agradecerles mucho.
Gracias por tanta agua.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Círculos y rectas
No siempre, pero a veces, uno se levanta con la sensación de que nada tiene sentido si uno sigue sin poder ver en las rectas, círculos infinitos... porque después de todo, como diría Saramago, el paisaje no es más que un estado del alma; y lo que uno ve fuera no lo ve sino con los ojos de adentro.
domingo, 31 de octubre de 2010
Juan y Pedro (o La polarización social)
Pedro no.
Pedro era feo.
O así, principalmente, se veía él.
Juan, como decía, había nacido lindo. La belleza tiene esa cosa de atributo natural que la hace un poco injusta. Ni pensaba Juan en qué hubiera sido de él sin su buen aspecto, ni temía perderlo y de hecho la mayor parte del tiempo se olvidaba de que así era.
Ellos no se conocían entre sí, pero abundan Juanes y Pedros por el mundo entero y la vida ya los había puesto a cada uno en contacto con algún ejemplar del otro grupo.
Pedro más de una vez había sido rechazado en un boliche que sólo aceptaba juanes. Había visto también a la chica que le gustaba de la mano de un Juan (un Don Juan en ese caso) y había perdido trabajos para los que se sabía preparado y que inexplicablemente conseguía el Juan que estaba en la fila, justo atrás suyo.
Producto de estos encuentros se fue gestando en Pedro un cierto sentimiento de bronca hacia los juanes en general.
Cómo no iba a conocer algún juan si compraba la ropa que le quedaba tan bien a ése de la publicidad y también tomaba la gaseosa que hacía que ese otro se viera tan masculino y seductor.
-Que los juanes se vayan a cagar - pensaba.
Juan, por su parte, no tenía nada contra los pedros. Tenía incluso un amigo Pedro. (Que en realidad era más bien un compañero de laburo, pero servía de excusa y de reaseguro de conciencia cuando sentía culpa por su juanidad...). Sin embargo en algún momento Juan notó que ser juan era motivo de mucha envidia por parte de algunos pedros. Sintió el empujón innecesario en más de una oportunidad, la risa burlona ante el menor tropezón, la felicidad frente a un mal corte de pelo.
Llegaron a sus oídos montones de atentados cometidos por pedros. Muchos juanes habían sido maltratados, secuestrados y encontrados teñidos, desprolijos y en los casos más graves hasta mutilados o con cortes en el cuerpo.
Por lo visto no era broma.
Y el Juan de nuestro cuento empezó a temerle a los pedros, incluso a pesar suyo. Porque la verdad es que disfrutaba de los contactos ocasionales en los que se cruzaba con alguno y, miedos y broncas aparte, podían intercambiar algunas frases, quejarse del mismo clima, insultar al mismo político o caminar la misma cuadra. Por lo menos por un rato. Hasta que él empezaba a sentir, o quizás imaginar, la mirada de implícito juicio y reprimida envidia en los ojos de su interlocutor y elegía alejarse y seguir su camino. ...no sea cosa que... Aunque parecía que no, no?...pero...nunca se sabe..
Y a Pedro también le gustaba cuando de vez en cuando el encuentro se daba. Por lo menos hasta que le reaparecía la bronca sin querer queriendo y entonces no podía evitar el sentimiento de “qué hijo de puta este juan de mierda”. Sobre todo cuando se daba cuenta de que durante la charla Juan a propósito se hacía el despeinado y se arrugaba disimuladamente la camisa. Como si eso escondiera su belleza... por favor!
La realidad es que Juan y Pedro no tenían en común más que lo que tenía Juan con otros juanes y Pedro con otros pedros. Tampoco menos. La verdad es que de haber sido posible un encuentro sincero entre ellos dos, dentro de las posibilidades está el que eligieran no compartir nuevos encuentros. Tal como le había pasado a Juan con otros juanes y a Pedro con otros pedros.
De haber sido posible un encuentro cercano entre ellos, seguramente hubieran aprendido mucho uno del otro. Como siempre que uno se encuentra con un otro distinto a uno. Como muchas veces no se permitió Juan con otros juanes, ni Pedro con otros pedros.
Quizás Juan y Pedro, los del cuento, no se conocieron porque no se intrigaron, ni se atrajeron, ni se necesitaron, ni se sirvieron, ni se golpearon por descuido o “se te cayó esto, diculpame” y “no, por favor, muy amable”.
Yo pensaba lo mismo.
Pero resulta que fuera del cuento (cuando Juan abandona su personaje y vuelve a ser Marcelo, y Pedro se saca el disfraz para ser de nuevo Ricardo) desde hace años que ellos dos son grandes amigos.
Entonces me di cuenta. Lo que los separaba era otra cosa.
Me vino I
viernes, 29 de octubre de 2010
Soledad
Charla con vos
“Recién cuando se termina el termo te das cuenta de que no cambiaste el mundo. Pero igual la sensación sigue y te vas caminando despacio y yo recibo más aire cada vez que respiro”
No sé por qué esto me hace pensar en un día nublado. Un nublado no húmedo; fresco como para buzo, aunque vos estás en remera y no tenés frío.
Durante toda la charla me estuviste mirando con la cabeza inclinada hacia abajo y una sonrisa que me está costando describir.
Quizás porque la busco en tu boca, cuando vos tenés esa increíble capacidad de sonreír con los ojos. De sonreír el momento y el lugar. El aire. Y hacer finalmente que yo sonría.
Así era entonces:
“Durante toda la charla vos me mirabas y yo sonreía como tratando de no, entre tímida y cómplice, mientras me peleaba conmigo para no distraerme y poder escucharte. Tan concentrada estaba pensando cómo iba a describir la sensación de tanta paz, de tanta vacación, que tengo siempre cuando estás conmigo”
En ese momento no me di cuenta de que a veces el final es el mejor comienzo.