viernes, 31 de diciembre de 2010

Juana Molina

Para despertar el bichito de volverla a ver... genial!


Lo peor de nuestra cultura, for export.

Diálogo entre cajera china y cajera argentina en el "chino" de la vuelta de casa.

Algo le dice la argentina y la otra le dice:
-Eh, no! Ploviciana! (quiso decir: provinciana)
Las dos se ríen mucho y con una señora que miraba la escena del otro lado nos sonreimos).

Yo pienso que quizás entendí mal.

Pasa un rato más y de nuevo, la Argentina le reclama algo (todo en tono muy jocoso) y la china le vuelve a decir:
-Proviciana!

Todos nos reímos con ganas (las cajeras sobre todo).  Yo incluso con un poquito de ruido y movimiento de hombros.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Hasta ahora el deseo que más me convence

Para el 2011, les deseo:
"Fuerza para cambiar las cosas que pueden cambiar,
serenidad para aceptar las que no pueden cambiar
e inteligencia para distinguir unas de otras".

lunes, 27 de diciembre de 2010

Hoy fui rica.

-Hola, mi nombre es "Pirulo", te llamo del City Bank.
-Hola.
-Según nuestra base de datos, sabemos que Ud utiliza un banco pero que no es el nuestro
-...  (pienso: y si, piola!... me estás diciendo básicamente que no estoy en tu base de datos)
- No sé si tuviste oportunidad de consultar en tu banco los sistemas de préstamos que tienen ellos, porque el nuestro....
- (lo interrumpo:) Ah, gracias. No estoy interesada en recibir un préstamo.
- Y por qué no? No hay algo que te quieras comprar para tu casa o cosas y que no lo puedas pagar?
- (wow... qué conversación loca!) blabla
- blabla
-bla
-bla
-Dale, gracias. Chau.

Me quedo pensando: ¿no hay cosas en este momento que quiero tener pero no puedo pagar?!! seguramente sí.
Peeeeeeeeeeeeero...
acuerdo con Lerner: "Rico no es el que más tiene sino el que precisa menos".

Pura vida

En la otra cuadra de mi casa hay gente golpeando cacerolas, balcones y postes de luz.
O sea que algo pasó.
Sin miedo a equivocarme, especulo un poco más: algo LES pasó.
Se habían quedado sin luz.
O sea: suelen tener luz!
O sea: se quejan porque hoy no tienen luz.
La gente se queja.
O sea que están vivos.
Si algo hay de bueno en la queja es que por lo menos es una muestra de vida.

Un chico y un viejo se putean.
El viejo, martillo en mano, dale que te dale contra el poste de luz.
El pibe, no más de 16 años, le dice gorila, soberbio y le quiere pegar. No quiere pegarle de verdad, pero está enojado. Está afectado por la situación. No le da lo mismo.
A él no se le cortó la luz.
Justo camino atrás suyo y escucho que le dice a la novia: “uno, dos, tres aires!!” (señala las casas que tienen la luz cortada y cuenta la cantidad de aires acondicionados). Está indignado.
O sea: Un chico que está vivo. Que se queja de la queja del otro porque piensa que la queja debería ser otra.
Mucha vida. Y mucho enojo. Mucho ruido.

Una señora cacerolea en la esquina con otros tres vecinos. En un balcón una señora golpea su baranda. De abajo le hacen señas para que baje así pueden cortar la calle.
La señora hace gestos de haber entendido y se mete en la casa para bajar.

Vida y organización. Vida y calor. Vida y enojo.
Por lo menos, vida.
Por lo más, todavía no sabemos... quizás mañana. Ojalá mañana.
Ojalá más vida. Pero vida juntos.


sábado, 25 de diciembre de 2010

como éste

Me gustan los títulos que se entienden después de leer todo el post.

seguro

A veces pienso que los 30 no me van a pegar mal. Que voy a llegar y no me va a agarrar un replanteo generalizado de esos que dejan huellas hasta los 33...
Pero si tengo 28 y ya pienso en eso, creo que pueden llegar a tener su impacto llegado el momento.

viernes, 24 de diciembre de 2010

jueves, 23 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Mañana terminan las clases

hace falta decir algo más?

la zafo como puedo

Siempre que alguien me pregunta "¿Y? ¿Qué novedades?", me pasan dos cosas:
1) Siento que tengo una vida poco interesante
2) Me dan ganas de decirle: Sabés qué?! Mi vida no es taaaan interesante, taaaan novedosa... eso querías escuchar?? eso? ESO??
Igual creo que lo segundo está provocado por lo primero, así que me lo tomo con más calma y a lo sumo le digo lo mismo pero como si fuera un chiste.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ni idea

Hoy leí esta frase que más que nada me resulta linda. Como un suspiro.
Dice:
"Sustancia absoluta que posee todos los atributos infinitos"
Es la idea de Dios que tiene Spinoza.
Creo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

A veces me pasa
que quiero escribir
cualquier cosa
y separar lo que digo
con muchos enters
para sentir
que lo que digo
es poesía.

lunes, 6 de diciembre de 2010

De cerca, todos somos locos

Síntoma II: Fatalismo

Melisa es una chica normal, veintitantos, estudiante.
Desde que vive sola, lleva el celular al baño por miedo a caerse en la ducha, romperse la cabeza y que ningún vecino note algo raro a tiempo como para llamar a la ambulancia.  Piensa que en el peor de los casos, con el teléfono cerca, podría estirarse hasta marcar algún número. Probablemente el de su mamá.

Gracias, Melisa, por compartir tu historia.

domingo, 5 de diciembre de 2010

             La magia de tenerte cerca,
                        abuela
                                    burbuja,
   vale el precio de mis ganas de abrazarte.

sábado, 4 de diciembre de 2010

nonetá?

Extraño meditar
pero cuando medito
me doy cuenta
que ya no está ahí lo que extraño.
¿dónde está?

viernes, 3 de diciembre de 2010

Respuesta

Me preguntaste,
cuándo iba a poder pensar en otras cosas más que en mí,
cuándo iba a poder amarte,
a vos y al mundo,
y a mí en el mundo,
y si iba a dejar al mundo entrar en mí.

Te respondo,

Cuando logre limarle las uñas al miedo
para que no me rasguñe como viene haciendo,
y consiga domarlo un poquito
aunque sea un poquito
para que deje de susurrarme al oído
cada vez que me animo.

Cuando aprenda a escucharme
sin necesidad de preguntarle a otros qué dije,
y pueda plantarme en mi propio suelo
aUnQUe sE mUeVa MáS dE lO qUe Me GuSTaRía.

Cuando acepte mi fuerza
y pueda tomarla de las riendas
para llevarla adonde quiera,
en lugar de mirarla con reproche
y dejarla caminar solita
h a s t a q u e s e d e s g a s t a .

Cuando me parezca innecesario el apuro cotidiano
portapartodoloquenomegustaantesdequeotroslovean,
y pueda amar mi desorden y mis celos,
mi inseguridad y mi tibieza.

Y cuando pueda abrir un puente
que conecte directo mi corazón con el mundo
y ya deje de importarme si lo podría haber hecho mejor.

Creo que recién ahí.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

De cerca, todos somos locos

Síntoma I: "Escuchar voces"

Muchas veces me pasa que siento que escucho el celular pero en realidad no estaba sonando.
Incluso suelo acercarme la cartera al oído sin que me importe lo ridículo del gesto para comprobar si efectivamente suena o no.
Desde hace unos días, sin embargo, tengo la certeza de poder distinguir el sonido real de mi teléfono del sonido que suena en mi cabeza cuando pienso que lo escucho.
O sea: Lo sigo escuchando sonar, pero ahora sé que soy la única y que si atiendo no va a haber nadie del otro lado.

¿Estoy mejor?

lunes, 22 de noviembre de 2010

(des) acuerdo

Yo: Para mí hay que pintar la pared de blanco.
X: Sí, totalmente... un color clarito para que no achique el ambiente... un celeste claro, por ejemplo. O un rosa pastel.
Yo: Ojo que yo dije blanco, eh.
X: Sí, sí, tal cual...por eso.. un beigecito, no? o un amarillo, quizás, algo así...
Yo: No! Para mí tiene que ser blanco!!
X: Ah! Bien!! Y podría ser... como más tirando a cremita o gris.
Yo: ....(me está cargando?, pienso)
X: Qué bueno que estamos de acuerdo. En un momento tuve miedo de que queramos cosas distintas.
Yo: ¡!

Odio cuando están de acuerdo conmigo en algo que yo no pienso.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Ah, era por eso.

Parece lógico que el lugar donde se pinchan las agujas cuando uno no las usa, sea un "agujero". Pero es poco práctico, no? Quizás por eso las agujas se pierden tanto.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Uf...

¿Me animo o no me animo? ¿pruebo o no pruebo? ¿pruebo o no pruebo? dale, basta, probá, total.. uy, si? no sé... ¿pruebo o no pruebo? ¿me animo o no me animo? sí, nena! jugatelá! en serio, escuchá, qué perdés? .. no, ya sé, ya sé, pero igual... pruebo! o no pruebo? Pruebe o no, pruebo algo, no? O sea: si no pruebo, pruebo cómo es no probar... Pero volviendo... Me animo o no me animo? lo hago o no lo hago? Y para mí que sí. Y para mí también, qué piola, pero no me animo. Uf...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cortito

Sé que hay gente que sólo lee los posts que tienen menos de tres renglones. Como de esos hay pocos en este blog, quería escribir algo cortito para saludarlos. Acá va: "Hola, cómo andan?"

domingo, 14 de noviembre de 2010

amor.

Primero levantó del piso la ilusión. Se la acordaba más liviana y sin embargo ahora pesaba tanto... Después se arremangó la blusa y trató de recuperar también las fantasías... en qué momento había tenido tiempo de desplegar tantas? Mientras las juntaba, sorprendida, se encontró sonriendo al recordarlas. Es verdad que era una sonrisa nostálgica, pero después de todo, quién le quitaba lo bailado.

Las fotos y los regalos decidió dejarlos. Ya no eran suyos y los puso a un costado junto con algunas lágrimas.

Estaba tomando vino y se había desabrochado algunos botones de la camisa para sentir un poco más el aire que parecía faltar en la habitación. Había ido a la pieza para levantar también de ahí lo que le correspondía y aunque le resultaba difícil decir mío a algo tan de los dos, tenía que hacerlo: el placer que había sentido era suyo, los nuevos lugares que había descubierto en su propio cuerpo le pertenecían; Y se los llevaba. Las formas más divertidas que habían encontrado para amarse también las puso adentro porque sabía que de todas formas llevárselas no implicaba sacárselas a él... podían quedárselas los dos si querían.

Se acostó un rato en la cama y se sintió sola aunque le hubiese gustado no sentirse así. Tampoco esperaba llorar como lo hacía pero se ve que para seguir adelante necesitaba primero vaciarse la tristeza.

Pensó en llevarse los proyectos compartidos: las ganas de vacacionar en la India, de vivir en Londres, de tener un perro que se llame Pluma y que sea enorme.

Caminaba descalza y seguía intentando juntar cada pedacito de amor que había entregado en los últimos dos años. Para eso había ido hasta ahí.

Sabía que el vacío que sentía no era sólo por su ausencia, la de él, sino principalmente porque le estaba faltando el amor que había dado, su propio amor, que había quedado desparramado después de la separación.

Fue entonces cuando aprendió a querer a su tristeza, cuando entendió que tenía el tamaño del amor que había sentido. Si estaba así de triste significaba que tenía toda esa enorme capacidad de amar.

Se alegró al pensar que la taquicardia antes de cada encuentro era suya y siguió recorriendo la casa, agachándose para levantar los abrazos que se habían caído y haciendo lugar para todas las sorpresas que alguna vez había preparado.

Buscó las cosas lindas que había dicho y también las que había generado y una a una se las volvió a poner al hombro.

Veía que la carga iba creciendo y se preguntaba dónde iba a ponerla ahora. Pero sabía que era mejor esa tristeza, la de no saber dónde volcar un sentimiento tan grande, que la otra, la de él, de tener un atadito de amor tan chiquito que entra en cualquier parte y se vuela con el menor viento.

Respiró hondo y tuvo que hacer fuerza para pasar por la puerta con tanto equipaje.

Sabía que iba a ser feliz y sintió cosquillas en la panza cuando dio el primer paso fuera del edificio. Se sentía más liviana, en vez de más pesada, ahora que cargaba de nuevo su enorme cosecha de amor.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Diálogo

Yo: La semana que viene se reciben cuatro amigos. Todos de psicólogos...
C: Saben que Psicología es la carrera social con más gente? En Argentina hay más cantidad de psicólogos que de contadores!
P: Eso algo dice del país...
Yo: ...
C:...
P:...
Yo:... Y qué dice?


miércoles, 10 de noviembre de 2010

Multiplicidades de B

Brian nació siendo Hugo y todos lo llamaban Pablo.

Era un bebé tranquilo que lloraba muy poquito y siempre en los momentos adecuados. Nunca a medianoche, por ejemplo, o cuando veía que sus papás estaban muy ocupados. Era como si durante sus primeros años de vida, a pesar de ser el centro de la familia, él se hubiera amoldado a las necesidades del resto y no al revés.

Cuando entró al jardín, al conocer otros chicos de su edad, una parte de Pablo-Brian-Hugo se convirtió en Bruno. Las maestras le contaban a los padres cómo su hijo dirigía el juego de sus compañeros y se enojaba cuando los demás no querían hacer lo mismo que él,cómo le costaba compartir sus juguetes y que en varias ocasiones lo habían encontrado mordiendo a algún compañerito que tenía algo que él quería. No puede ser, pensaban los papás para adentro mientras asentían con preocupación.

Bruno fue creciendo y en sala de cuatro conoció a una maestra que despertó al Lucas que hasta ese momento no había aflorado en él. Fue cambiando lentamente la actitud hacia sus compañeros y empezó a hacerse más amigos. Los papás veían el cambio como algo natural, porque para ellos Lucas era más parecido al Pablo que ellos conocían y Bruno en cambio les parecía totalmente ajeno.

A mediados de primer grado, por primera vez Bruno-Lucas -Pablo -Brian se dio cuenta de que Hugo le iba a servir también en la escuela. Aprendió rápidamente a leer lo que querían sus maestros y empezó a destacarse por su orden y su cumplimiento. Había que usar la regla? La usaba. La fecha se escribe con color? Así lo hacía... era tan fácil como ser un buen hijo.

Pablo -Brian-Lucas-Bruno-Hugo...

Quién hubiera pensado que podía ser también Ariel? Ja! Imposible imaginarlo antes del proceso que hizo en terapia. Fue una personalidad que emergió de a poco pero cada vez con más fuerza.

Hubo un momento en que Hugo incluso estaba convencido de haber dejado de serlo. Creía ahora ser exclusivamente Ariel y se sorprendía cuando determinada situación volvía a despertarle el Bruno que por supuesto también habitaba en él.

A los 18 años, en un cumpleaños de un amigo, conoció a una chica (Clara-Jimena-Paola-Mabel). En ese encuentro, por arte de magia, cada uno devino la persona de la que el otro se enamoró. No fue tanto que Bruno-Brian-Hugo-Lucas- Pablo -Ariel se hubiera enamorado de Clara-Jimena-Paola-Mabel. En realidad fueron Gerardo y Ana los que nacieron y se enamoraron en ese momento. Un amor que duró cien años y mutó mil veces: Gerardo y Ana, Lorena y Gabriel, Julian y Mirta, Matías y Teresa, Silvana y Ezequiel, Lucrecia y Martín, Damián y Marcela, Esperanza y Manuel, Estefanía y Juan Cruz...


Santo remedio

Me acuerdo que un día, en el vestuario del gimnasio, vi a una chica que tenía la cola muy caída. Y pensé: Wow.... ése es un problema que podría tener con mi cuerpo y que no tengo.
Fue un momento aliviador, casi terapéutico. Siempre pensé en mis incomodidades como las únicas posibles, pero resulta que hay toda una serie de cosas que por suerte no padezco. :)
Lo mismo le pasó a una amiga hace un ratito cuando hablaba conmigo... sólo que esta vez fue al revés. Me escuchaba tan preocupada con mis enfermedades inexistentes que algo en su tono de voz, además de sorpresa, dejaba traslucir un dejo de alegría, como si pensara: "y yo que pensé que la que estaba hecha mierda era yo! Mirá ésta..."
Así somos, mal de otros consuelo de unos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Deseo

"La pregunta, en relación con el deseo, no es qué significa, si no qué produce, con qué nos conecta, qué se genera en esa conexión con el otro" (Deleuze)

sábado, 6 de noviembre de 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

Ana

Ayer a la noche, tipo doce, en la calle, se me acercó una mujer a pedirme un pucho. Pero yo escuché, en vez de eso, si no le daba unas moneditas...
Igual recién tuve conciencia del pedido después de sobresaltarme y volver a mí. Me sobresalté porque no esperaba que alguien me hablara.
Y como vio que me asusté, ella me dijo: Somos iguales nosotras dos.
Y yo pensé que me lo decía en términos humanos, como si me estuviera diciendo que no tenía porqué asustarme de ella, que las dos éramos iguales... entonces le estaba por decir que estaba totalmente de acuerdo que no la había querido ofender y que, pero ella siguió:
"yo también me asusto de todo... alguien me toca y me sobresalto... pero es porque estoy sensible. Estoy sensible yo... porque tengo problemas, no? Entonces alguien me toca y me sobresalto... somos iguales las dos. Pero es porque estoy sensible, entonces cuando alguien me dice: Ana! yo me altero. No, no es que me altero, es que me sobresalto... pero porque estoy sensible yo... y es porque tengo problemas. Y cuando tengo problemas, a la noche, me sale el subconciente, no? y bueno, bueno... somos iguales las dos..."
Llegó el taxi y me fui, pensando en Ana.

Plagio

Todo y Nada eran muy amiguitos. Algunos decían que se llevaban bien porque eran muy distintos. Otros, en cambio, opinaban lo contrario: “en el fondo, esos dos son tal para cual”.

Un día de verano, volviendo de la escuela, Todo y Nada pasaron por al lado de un lago y decidieron meterse para refrescarse un poco. Se sacaron los delantales y se zambulleron sin pensarlo dos veces.

Después de jugar un rato salieron muertos de frío y cada uno, apurado, se puso sin darse cuenta el delantal del otro... y así caminaron de ahí en más, Todo vestido de Nada y Nada vestido de Todo.

Fin

Moraleja 1: A veces por querer Todo te quedás con Nada.

Moraleja 2: A veces pensás que es Nada aquello justito que en realidad es Todo.

Moraleja 3: Siempre ponele nombre a las cosas que llevás a la escuela...

jueves, 4 de noviembre de 2010

Filosofía barata

Los mismos tomates que hoy están 2kg por 8pé, hace no mucho costaban 18 pesos el kg.
Eso me desconcierta... y pienso:
¿Cuál será el valor que el tomate se da a sí mismo?

Papás

Nació Manuel. Y cuando llora, pienso: claro...

Y cuando se me queda dormido a upa y ya con eso alcanza para estar bien, pienso: claro...

Cuando una vez estornudó, y después se puso bizco, y “cómo sostiene la cabeza, qué fuerza tiene!”. Cuando mueve la boca pidiendo teta o de repente se te queda mirando a los ojos. En todos esos momentos, pienso: claro...

Y también pienso si sabrán.

Se me anuda la garganta pensando si sabrán.

Lo veo a él tan chiquito y ya tan importante. Tan mágico, tan increíble. Y pienso: que estés bien, que seas feliz, que si te pasa algo malo sea bueno, que todo, todo, todo el amor que pueda darte te llegue, que viaje de mí hacia vos a través del aire y a través de nosotros mismos en cada abrazo, cada provechito, cada mimo, cada upa.

Y me pienso chiquitita, bebé, con dos papases preocupados en entender qué quiero cuando lloro, qué me gusta de lo que hacen, qué me hace mejor y qué peor y cuándo y cómo y todo.

Y pienso, claro...

Y pienso, sabrán?

Porque cuánta entrega, no? Entrega de la más preciosa y hermosa y verdadera y sincera y desinteresada. Cuánta! Y eso de que los papás siempre quieren a los hijos, y eso de que los papás saben todo y eso de que sivosestásbienyotambiénestoybien,pichona. Todo eso no es siempre, eh. Todo eso es una razón enorme para agradecer. De verdad, agradecer mucho.

Agradecerles mucho.

Por todo.

Por quererme tanto y quererme bien.

Porque hoy en día incluso, ya con 28 pirulos, sigo tomando las decisiones que tomo sabiendo que ellos me respaldan. Contando con ese respaldo. Yo sé que la base de todo lo bueno que me pasa, de TODO lo bueno que me pasa, tiene una base anterior, que son ellos.

Desde lo más material y superficial hasta lo más profundo.

Y pensar que fui su Manuelita, que vivía en Peguajó pero un día se marchó, me emociona mucho. Y me imagino a elloss... que me vieron tan chiquitita, tan necesitándolos. Que fueron los que primero adivinaron que dos llantos era hambre mientras que uno más larguito era sueño.

Una vez vi una foto de un mural que hay pintado en alguna calle de Cuba que dice: “Los peces no saben que el agua existe”.

Que sería algo así para mí como que hay cosas tan pero tan vitales, tan que las necesitamos para vivir, pero que sin embargo las naturalizamos y ocultamos su importancia.

Parece que la llegada de Manu, tan pececito él, me hizo ver el agua y quería agradecerla. Agradecerles mucho.

Gracias por tanta agua.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Círculos y rectas

No siempre, pero a veces, uno se levanta con la sensación de que nada tiene sentido si uno sigue sin poder ver en las rectas, círculos infinitos... porque después de todo, como diría Saramago, el paisaje no es más que un estado del alma; y lo que uno ve fuera no lo ve sino con los ojos de adentro.

domingo, 31 de octubre de 2010

armapoesías II

Juan y Pedro (o La polarización social)

Juan había nacido lindo.
Pedro no.
Pedro era feo.
O así, principalmente, se veía él.
Juan, como decía, había nacido lindo. La belleza tiene esa cosa de atributo natural que la hace un poco injusta. Ni pensaba Juan en qué hubiera sido de él sin su buen aspecto, ni temía perderlo y de hecho la mayor parte del tiempo se olvidaba de que así era.
Ellos no se conocían entre sí, pero abundan Juanes y Pedros por el mundo entero y la vida ya los había puesto a cada uno en contacto con algún ejemplar del otro grupo.
Pedro más de una vez había sido rechazado en un boliche que sólo aceptaba juanes. Había visto también a la chica que le gustaba de la mano de un Juan (un Don Juan en ese caso) y había perdido trabajos para los que se sabía preparado y que inexplicablemente conseguía el Juan que estaba en la fila, justo atrás suyo.
Producto de estos encuentros se fue gestando en Pedro un cierto sentimiento de bronca hacia los juanes en general.
Cómo no iba a conocer algún juan si compraba la ropa que le quedaba tan bien a ése de la publicidad y también tomaba la gaseosa que hacía que ese otro se viera tan masculino y seductor.
-Que los juanes se vayan a cagar - pensaba.
Juan, por su parte, no tenía nada contra los pedros. Tenía incluso un amigo Pedro. (Que en realidad era más bien un compañero de laburo, pero servía de excusa y de reaseguro de conciencia cuando sentía culpa por su juanidad...). Sin embargo en algún momento Juan notó que ser juan era motivo de mucha envidia por parte de algunos pedros. Sintió el empujón innecesario en más de una oportunidad, la risa burlona ante el menor tropezón, la felicidad frente a un mal corte de pelo.
Llegaron a sus oídos montones de atentados cometidos por pedros. Muchos juanes habían sido maltratados, secuestrados y encontrados teñidos, desprolijos y en los casos más graves hasta mutilados o con cortes en el cuerpo.
Por lo visto no era broma.
Y el Juan de nuestro cuento empezó a temerle a los pedros, incluso a pesar suyo. Porque la verdad es que disfrutaba de los contactos ocasionales en los que se cruzaba con alguno y, miedos y broncas aparte, podían intercambiar algunas frases, quejarse del mismo clima, insultar al mismo político o caminar la misma cuadra. Por lo menos por un rato. Hasta que él empezaba a sentir, o quizás imaginar, la mirada de implícito juicio y reprimida envidia en los ojos de su interlocutor y elegía alejarse y seguir su camino. ...no sea cosa que... Aunque parecía que no, no?...pero...nunca se sabe..
Y a Pedro también le gustaba cuando de vez en cuando el encuentro se daba. Por lo menos hasta que le reaparecía la bronca sin querer queriendo y entonces no podía evitar el sentimiento de “qué hijo de puta este juan de mierda”. Sobre todo cuando se daba cuenta de que durante la charla Juan a propósito se hacía el despeinado y se arrugaba disimuladamente la camisa. Como si eso escondiera su belleza... por favor!
La realidad es que Juan y Pedro no tenían en común más que lo que tenía Juan con otros juanes y Pedro con otros pedros. Tampoco menos. La verdad es que de haber sido posible un encuentro sincero entre ellos dos, dentro de las posibilidades está el que eligieran no compartir nuevos encuentros. Tal como le había pasado a Juan con otros juanes y a Pedro con otros pedros.
De haber sido posible un encuentro cercano entre ellos, seguramente hubieran aprendido mucho uno del otro. Como siempre que uno se encuentra con un otro distinto a uno. Como muchas veces no se permitió Juan con otros juanes, ni Pedro con otros pedros.
Quizás Juan y Pedro, los del cuento, no se conocieron porque no se intrigaron, ni se atrajeron, ni se necesitaron, ni se sirvieron, ni se golpearon por descuido o “se te cayó esto, diculpame” y “no, por favor, muy amable”.
Yo pensaba lo mismo.
Pero resulta que fuera del cuento (cuando Juan abandona su personaje y vuelve a ser Marcelo, y Pedro se saca el disfraz para ser de nuevo Ricardo) desde hace años que ellos dos son grandes amigos.
Entonces me di cuenta. Lo que los separaba era otra cosa.

Me vino I

Cena, en orden de aparición: pan con guacamole, crepes, ensalada de frutas con helado, pan (de nuevo), maní, maní, maní, frutillas, alfajor light (no sea cosa de engordar!), dulce de leche. Y un ponstil.

armapoesías I



viernes, 29 de octubre de 2010

Soledad

Dos cortados por favor. No, uno solo, dice sin mirar al mozo. Aunque había pasado un año todavía hay cosas a las que no se acostumbra. A otras sí. Va solo al cine, por ejemplo, y le gusta, o va a la plaza y se queda un rato sentado ahí.
Lo más difícil es salir a caminar sin ella, piensa. Hablaban todo el tiempo y de cualquier cosa. Y qué si todos nos miraban?!, grita. No se da cuenta que la gente del bar lo mira.
Ahora que no la tiene al lado, se arrepiente de haber sido tan celoso. Una vez tuvieron que agarrarlo con fuerza en la calle para que no le pegara a un hombre al que ella había mirado. Y ni así lo habían podido parar. Sonríe cuando se acuerda de haber mordido al gordito que le tenía los brazos y haber lastimado a uno que le sujetaba las piernas. Recuerda que llamaron a una ambulancia y lo tranquilizaron con un sedante y que ella debía estar muy enojada porque no fue al hospital a visitarlo y recién la vio al día siguiente, ya afuera, cuando lo dejaron salir.
De recuperarla, piensa, haría las cosas de manera que no pudieran volver a robársela. Pasarían más tiempo a solas o a lo sumo se verían con su compañero Bruno que es el único que lo alentó a seguir con la relación cuando todos le decían que estaba mejor sin ella y que por favor se alejara y que lo extrañaban y que iba a estar bien. O si no nunca más veríamos a nadie, se convence, no importa.
Pero es mejor así, dice en voz alta y ni nota que la pareja de la mesa de al lado se cambia de lugar a una más alejada.
El Dr. Jeguer le había dicho que ya estaba preparado para conocer gente nueva y el dr nunca se equivocaba. Así que debo estar mejor, supone.
Ahora mira por la ventana y se acomoda la camisa. Vuelve a mirar la ventana, después el reloj, y de nuevo la ventana. Se le ocurre que le resultaría más cómoda una mesa cerca de la puerta y mientras camina a su nueva ubicación se desvía para ir al baño. Se moja el pelo y cuida que la raya al costado esté como la dejó. Piensa que se ve mejor que un año atrás. Desde que salió estuvo recuperando peso y las ojeras cada vez son menos oscuras. Le sonríe al espejo ensayando la bienvenida y practica algunos saludos espontáneos. Elije uno y lo prueba con un hombre que entra justo al baño:
-Hermosa – le dice mientras le besa la mano – No me imaginé que iba a ser tan hermosa.- Había practicado sostenerle la mirada por unos segundos en esa parte y así lo hace.
Sale del baño y silba una canción de Sandro camino a su mesa. Se cruza con el mozo, le sonríe, le palmea la espalda y sigue silbando una vez sentado.
La puerta se abre y él se para ansioso.
Entra un hombre.
No es, piensa, y deja de silbar.
Acomoda los edulcorantes y también las servilletas. Las desdobla de a una, las vuelve a doblar para que los bordes coincidan entre sí y refuerza cada doblés con insistencia.
De nuevo alguien entra, pero no le parece que sea la mujer que espera. Por lo que decía en el diario, se llama Claudia y se ofrece como compañía para aquellos que se sienten solos. Hace años que no se encuentra con una mujer y sólo el pensarlo le hace acordar a ella…
Sigue con la vista fija en la puerta pero ya no ve más que el recuerdo de la primera vez que la vio. Él tenía 9 años y ella había aparecido de repente flotando al lado de su maestra de 3er grado. Tenía puesto un vestido azul y dos trencitas e imitaba todo lo que la maestra hacía. Recuerda que en el momento le sorprendió que sus amigos no se rieran. Él había tratado de contenerse durante un rato hasta que no aguantó más y estalló en una carcajada. ¡Cómo se había enojado la señorita Marcela! Se seca la lágrima que le moja la sonrisa y sigue mirando la película que avanza en su mente. En el recreo, todos sus amigos le preguntaban qué le había causado tanta gracia. Y él nada. Ni loco les contaba que una chica lo había hecho reír tanto. De sólo pensarlo se ponía colorado. A partir de ese momento fueron inseparables dentro de la escuela aunque prefería no hablar de ella con los demás.
Se abre la puerta del bar y la aparición de una mujer lo vuelve a la realidad. Se plancha con las manos la camisa y revisa que esté bien metida dentro del jogging. Se para y ensaya mentalmente el practicado saludo pero no llega a estirar la mano cuando ella le dice: - Carlos?
La voz le suena familiar y un escalofrío le recorre el cuerpo. Por las dudas se queda quieto y mira para los costados intentando descubrir algo en la mirada de la gente. ¿Ellos la ven o no? ¿Estará de verdad ella ahí o es él que la está imaginando?
Ella le pone la mano en el hombro y él la reconoce a pesar del pelo morocho que antes era rubio. Un año. Las piernas le tiemblan y decide sentarse sin mirarla siquiera y sin hablarle. El doctor le había anticipado que bastaba con dejar de tomar las pastillas por un solo día... sólo uno.
Sólo quería verte otra vez, balbucea él y levanta la vista. Con la mano palpa el bolsillo del jogging en busca del pastillero. Ella lo mira callada.
Quiere que tome la pastilla, piensa y aprieta el frasquito con fuerza.
Entonces entiende que quizás ésa es la última vez que la ve y se larga a llorar y no sabe de dónde saca las fuerzas pero las saca.
Estoy bien, estoy bien, estoy mejor, dice mientras se golpea la cabeza con la mano y se decide. Esta vez sí va a tomar la pastilla de las nueve. 

Charla con vos

“Recién cuando se termina el termo te das cuenta de que no cambiaste el mundo. Pero igual la sensación sigue y te vas caminando despacio y yo recibo más aire cada vez que respiro”

No sé por qué esto me hace pensar en un día nublado. Un nublado no húmedo; fresco como para buzo, aunque vos estás en remera y no tenés frío.

Durante toda la charla me estuviste mirando con la cabeza inclinada hacia abajo y una sonrisa que me está costando describir.

Quizás porque la busco en tu boca, cuando vos tenés esa increíble capacidad de sonreír con los ojos. De sonreír el momento y el lugar. El aire. Y hacer finalmente que yo sonría.

Así era entonces:

“Durante toda la charla vos me mirabas y yo sonreía como tratando de no, entre tímida y cómplice, mientras me peleaba conmigo para no distraerme y poder escucharte. Tan concentrada estaba pensando cómo iba a describir la sensación de tanta paz, de tanta vacación, que tengo siempre cuando estás conmigo”

En ese momento no me di cuenta de que a veces el final es el mejor comienzo.



jueves, 28 de octubre de 2010

Extraña sensualidad

-En un mundo de apellidos, la desnudez es el nombre.
Esto fue lo que entendió El Cabo Ramírez y comentó a Ferreiro cuando vio la cara de sorpresa con que el Principal Vera miró de reojo a Fernández que justo buscaba la mirada del Cabo Suárez.
Claro que Suárez ni enterado porque miraba para abajo, muy concentrado, para no incomodarse por el shock de lo escuchado.
Tan concentrado estaba, que no sintió los suaves codazos del Soldado Gutierrez en busca de complicidad.
Por suerte éste encontró los ojos de Celmán que había visto como él la leve sonrisa y el sonrojo inevitable en las mejillas del Coronel Guzmán cuando la Srita. parada a su derecha, estudiante de geografía, recién llegada al instituto para realizar una pasantía, se presentó ante todos, sin preámbulos ni anticipaciones, sin excusas ni pedidos de permiso, con voz clara y contundente, solamente con su nombre:
-Florencia...
Desde el escenario, Guzmán vio brillar de excitación los ojos de toda la audiencia segundos después de semejante presentación.