Todo y Nada eran muy amiguitos. Algunos decían que se llevaban bien porque eran muy distintos. Otros, en cambio, opinaban lo contrario: “en el fondo, esos dos son tal para cual”.
Un día de verano, volviendo de la escuela, Todo y Nada pasaron por al lado de un lago y decidieron meterse para refrescarse un poco. Se sacaron los delantales y se zambulleron sin pensarlo dos veces.
Después de jugar un rato salieron muertos de frío y cada uno, apurado, se puso sin darse cuenta el delantal del otro... y así caminaron de ahí en más, Todo vestido de Nada y Nada vestido de Todo.
Fin
Moraleja 1: A veces por querer Todo te quedás con Nada.
Moraleja 2: A veces pensás que es Nada aquello justito que en realidad es Todo.
Moraleja 3: Siempre ponele nombre a las cosas que llevás a la escuela...
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