viernes, 27 de julio de 2012

Colonia

Sos tan linda y tranquila,
tan rincón y rambla.

Tan farol y adoquines,
tan color y pueblo.

Que te caminaría toda,
Colonia,
pero me quiero sentar
                                 a mirarte.


viernes, 20 de julio de 2012

Yo no lo sabía,

pero hay una edad en la que los muertos y los vivos se entremezclan en las conversaciones hasta el punto en que es difícil decidir quién está visitando a quién.

Cruzo los dedos

para que mañana, de nuevo, sea primavera.

jueves, 19 de julio de 2012

Otra que rubia...

Después de que un alumno la cargara por haberse equivocado en algo muy fácil, mi profesora del gimnasio le contestó:

-Y bueno... ¿Qué querés? Soy instructora de fitness... ¡Sé contar hasta 8!


lunes, 16 de julio de 2012

Tsunami de amor

Existe el momento
en que duele la calma
y añora el lago
la potencia del río.

Extraña la fuerza
que agita lo quieto,
el mudo sonido
del fin del silencio.

Del mero deseo
nace la ola,
primero burbuja
después movimiento.

Se arrastra despacio
sueña su vuelo,
sube al empuje 
del mínimo viento.

Empieza a elevarse,
primero con miedo,
tantea y se estira
en busca del cielo.

Permite que el aire
acaricie su cuerpo,
vaivén que la activa
y despierta con besos.
  
Y llega el momento
en que explota con fuerza,
se escuchan los ruidos,
que a veces son truenos.


Vibra y se agita,
sacude el terreno,
traspasa los bordes
de lago sereno.
Emerge la espuma,
recién satisfecha,
inicia la vuelta
al agua más quieta.

De nuevo la calma,
la alegre pereza
del cuerpo en reposo
y el alma contenta.

lunes, 9 de julio de 2012

¿por?

Sé que hay una explicación, pero todavía no la encuentro.
Los días en que posteo, hay más visitas en el blog que los días en que no subo nada.

polémico.

Un amigo asegura que los parrilleros que trabajan años y años cerca del fuego tienen que tener cuidado para que el calor no les cocine lentamente sus propios órganos.



sábado, 7 de julio de 2012

herencia

Mis papás son personas bastante estructuradas y previsoras. Sin embargo, o quizás justamente por eso, les gusta decir en muchas circunstancias que algunas cosas "las van a decidir sobre la marcha".
Intuyo que al decirlo se sienten relajados, como si los márgenes de libertad por los que se mueven no fueran los cercos que construyeron con sus anticipaciones.
Me gusta cargarlos con esa frase, usándola ante decisiones irrelevantes: "Decidimos sobre la marcha si las empanadas son de carne o de pollo", "Vemos sobre la marcha si salimos a las 20.30 o las 20.45".
Yo también soy de decidir muchas sobre la marcha... una marcha que planifico con mapas, g.p.s, y para la cual miro el clima desde antes para que nada me sorprenda en el camino.

Si de exigencias se trata...

Para amoldar la realidad a lo que quiero, hoy probé de la siguiente manera:
Anteponer a cualquier deseo la frase: "con lo que pago..."
Por ejemplo, como se me mojó el celular me tuve que comprar otro. Así que hoy, hablando con una amiga que me decía dónde nos íbamos a encontrar, le dije:
"Con lo que me salió el teléfono más te vale que nos encontremos cerca de mi casa" (¿!)
Lo mismo puede extrapolarse a cualquier ámbito:
"Con lo que pagué por la consulta más te vale que no tenga nada grave"
O hace un rato, por ejemplo, que se me cayó el imán del delivery y no lo encuentro... "¡Qué cosa! Con lo que sale la comida el imán debería reaparecer automáticamente en la heladera"

Lamentablemente parecería no tener el efecto deseado... me pregunto entonces porqué es una fórmula que utiliza tanta gente...

La otra opción, quizás, sea amoldar el deseo a la realidad en vez de luchar por lo inverso, como bien hacía el rey de "El Principito", que sólo pedía cosas posibles:


- ¿Me puedo sentar ? - inquirió tímidamente el principito.
- Te ordeno que te sientes - le respondió el rey, que recogió majestuosamente un faldón de su manto de armiño.
Pero el principito estaba extrañado. El planeta era minúsculo. ¿Sobre qué podía reinar el rey ?
- Majestad – le dijo... – le pido disculpas por interrogarlo...
- Te ordeno interrogarme – se apresuró a decir el rey.
- Majestad... ¿sobre qué reina usted ?
- Sobre todo – respondió el rey, con una gran simplicidad.
- ¿Sobre todo?
El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.
- ¿Sobre todo eso? – dijo el principito.
- Sobre todo eso... - respondió el rey.
Porque no sólo era un monarca absoluto sino que era un monarca universal.
- ¿Y las estrellas le obedecen?
- Por supuesto – le dijo el rey. – Obedecen enseguida. No tolero la indisciplina.
Semejante poder maravilló al principito. Si él mismo lo hubiera tenido, habría podido asistir, no a cuarenta y cuatro, sino a setenta y dos, o incluso a cien, o incluso a doscientas puestas de sol en el mismo día, sin tener que correr nunca su silla! Y como se sentía un poco triste por el recuerdo de su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:
- Quisiera ver una puesta de sol... Tenga la bondad... Ordénele al sol ocultarse...
- Si ordenara a un general volar de una flor a otra como una mariposa, o escribir una tragedia, o convertirse en ave marina, y si el general no ejecutara la orden recibida, ¿Quién estaría en falta? ¿Él o yo?
- Sería usted - dijo con firmeza el principito.
- Exacto. Debe exigirse de cada uno lo que cada uno puede dar - prosiguió el rey. - La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. Si ordenas a tu pueblo que se tire al mar, hará la revolución. Yo tengo el derecho de exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.

Y si no, si las dos cosas te resultan un poco tristes, un poco ridículas, hay que ir paso a paso nomás, exigiendo menos y haciendo más.

viernes, 6 de julio de 2012

El estado de mis adicciones

-Tejer crochet: EN ABSTINENCIA (fue una época que no superó los pocos meses. Pero mientras duró no podía hacer ninguna otra cosa. Tejía en el colectivo, en los bares; tejía en vez de estudiar, en vez de laburar; cuando estaba con gente y estando sola. Lo dejé de manera radical. De lleno, de una y para siempre)

-Tomar Coca Light: RECAIDA (Hace mucho tiempo había logrado dejarla del todo. No sé cuánto tiempo me duró. Ahora por momentos sucumbo y me voy inventando reglas propias cada vez más laxas: puedo tomar Coca pero no comprarme ; Puedo comprarme Coca pero no para mi casa. Puedo comprar para mi casa pero nunca de litro, siempre chiquita)

-Hacer budines: CONTROLADA (En ese sentido la balanza me mantiene a raya)