jueves, 4 de noviembre de 2010

Papás

Nació Manuel. Y cuando llora, pienso: claro...

Y cuando se me queda dormido a upa y ya con eso alcanza para estar bien, pienso: claro...

Cuando una vez estornudó, y después se puso bizco, y “cómo sostiene la cabeza, qué fuerza tiene!”. Cuando mueve la boca pidiendo teta o de repente se te queda mirando a los ojos. En todos esos momentos, pienso: claro...

Y también pienso si sabrán.

Se me anuda la garganta pensando si sabrán.

Lo veo a él tan chiquito y ya tan importante. Tan mágico, tan increíble. Y pienso: que estés bien, que seas feliz, que si te pasa algo malo sea bueno, que todo, todo, todo el amor que pueda darte te llegue, que viaje de mí hacia vos a través del aire y a través de nosotros mismos en cada abrazo, cada provechito, cada mimo, cada upa.

Y me pienso chiquitita, bebé, con dos papases preocupados en entender qué quiero cuando lloro, qué me gusta de lo que hacen, qué me hace mejor y qué peor y cuándo y cómo y todo.

Y pienso, claro...

Y pienso, sabrán?

Porque cuánta entrega, no? Entrega de la más preciosa y hermosa y verdadera y sincera y desinteresada. Cuánta! Y eso de que los papás siempre quieren a los hijos, y eso de que los papás saben todo y eso de que sivosestásbienyotambiénestoybien,pichona. Todo eso no es siempre, eh. Todo eso es una razón enorme para agradecer. De verdad, agradecer mucho.

Agradecerles mucho.

Por todo.

Por quererme tanto y quererme bien.

Porque hoy en día incluso, ya con 28 pirulos, sigo tomando las decisiones que tomo sabiendo que ellos me respaldan. Contando con ese respaldo. Yo sé que la base de todo lo bueno que me pasa, de TODO lo bueno que me pasa, tiene una base anterior, que son ellos.

Desde lo más material y superficial hasta lo más profundo.

Y pensar que fui su Manuelita, que vivía en Peguajó pero un día se marchó, me emociona mucho. Y me imagino a elloss... que me vieron tan chiquitita, tan necesitándolos. Que fueron los que primero adivinaron que dos llantos era hambre mientras que uno más larguito era sueño.

Una vez vi una foto de un mural que hay pintado en alguna calle de Cuba que dice: “Los peces no saben que el agua existe”.

Que sería algo así para mí como que hay cosas tan pero tan vitales, tan que las necesitamos para vivir, pero que sin embargo las naturalizamos y ocultamos su importancia.

Parece que la llegada de Manu, tan pececito él, me hizo ver el agua y quería agradecerla. Agradecerles mucho.

Gracias por tanta agua.


5 comentarios:

  1. Nuevamente, gracias por capturar con palabras esta maravilla!!

    ResponderEliminar
  2. Lindas palabras para un momento tan importante!! felicitaciones!!
    besos

    ResponderEliminar
  3. siempre fui tu seguidora.Desde hoy,a través de este medio.
    Te quiero y te admiro

    MAMI

    ResponderEliminar

apunto