viernes, 5 de noviembre de 2010

Ana

Ayer a la noche, tipo doce, en la calle, se me acercó una mujer a pedirme un pucho. Pero yo escuché, en vez de eso, si no le daba unas moneditas...
Igual recién tuve conciencia del pedido después de sobresaltarme y volver a mí. Me sobresalté porque no esperaba que alguien me hablara.
Y como vio que me asusté, ella me dijo: Somos iguales nosotras dos.
Y yo pensé que me lo decía en términos humanos, como si me estuviera diciendo que no tenía porqué asustarme de ella, que las dos éramos iguales... entonces le estaba por decir que estaba totalmente de acuerdo que no la había querido ofender y que, pero ella siguió:
"yo también me asusto de todo... alguien me toca y me sobresalto... pero es porque estoy sensible. Estoy sensible yo... porque tengo problemas, no? Entonces alguien me toca y me sobresalto... somos iguales las dos. Pero es porque estoy sensible, entonces cuando alguien me dice: Ana! yo me altero. No, no es que me altero, es que me sobresalto... pero porque estoy sensible yo... y es porque tengo problemas. Y cuando tengo problemas, a la noche, me sale el subconciente, no? y bueno, bueno... somos iguales las dos..."
Llegó el taxi y me fui, pensando en Ana.

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