miércoles, 10 de noviembre de 2010

Santo remedio

Me acuerdo que un día, en el vestuario del gimnasio, vi a una chica que tenía la cola muy caída. Y pensé: Wow.... ése es un problema que podría tener con mi cuerpo y que no tengo.
Fue un momento aliviador, casi terapéutico. Siempre pensé en mis incomodidades como las únicas posibles, pero resulta que hay toda una serie de cosas que por suerte no padezco. :)
Lo mismo le pasó a una amiga hace un ratito cuando hablaba conmigo... sólo que esta vez fue al revés. Me escuchaba tan preocupada con mis enfermedades inexistentes que algo en su tono de voz, además de sorpresa, dejaba traslucir un dejo de alegría, como si pensara: "y yo que pensé que la que estaba hecha mierda era yo! Mirá ésta..."
Así somos, mal de otros consuelo de unos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

apunto