lunes, 14 de febrero de 2011

Cuando volvíamos en el auto y yo cantaba, desafinada, las canciones que salían del pasacassette, ella decía:
"En qué cadar de cabecica pueden caber tantas canciones?"
Lo decía con verdadera admiración. Y lo decía cada vez.
Lo bueno del alzehimer, quizás, es que lo lindo también se repite infinitas veces.
Así que yo tenía esa habilidad inutil pero valorada.
Al lado suyo, por un ratito, me creía muy inteligente por acordarme tantas canciones. Y me gustaba. Siempre que recuerdo esa escena me acuerdo de muchas sonrisas.
Al lado suyo.
Qué lindo decir "al lado suyo".
Quizás eso era lo lindo.
No sentirme inteligente si no solamente lo primero: al lado suyo.
Sí... definitivamente era eso.

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apunto