miércoles, 9 de noviembre de 2011

Me dan ganas de pararme a aplaudir

a las personas que pueden escribir cosas así:

"Esos instantes (...) son paréntesis mágicos que le ponen a uno el corazón al borde del alma, porque, fugitiva pero intensamente, una pizca de eternidad ha venido de pronto a fecundar el tiempo"

Y sigue:
"Afuera, el mundo ruge o se adormece, arden las guerras, los hombres viven y mueren, perecen unas naciones y surgen otras antes de caer a su vez, arrasadas, y, en todo ese ruido y toda esa furia, en esas erupciones y esas resacas, mientras el mundo se va, se incendia, se desgarra y renace, se agita la vida humana.
Entonces, tomemos una taza de té"

(Muriel Barbery; "La elegancia del erizo")

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