Quizás este miedo absurdo cuando se me duerme el brazo izquierdo.
O tal vez la desconfianza con la que miro los lunares que ya conozco de memoria,
Quizás esta manía de ir a la guardia más de tres veces por año.
O tal vez la seriedad con la que respeto mis resfríos.
Puede ser que por ahí ninguna de esas cosas sean señal de tenerle miedo a alguna enfermedad.
Quizás la paranoia si no lavé bien la verdura.
O tal vez la somatización de todos los síntomas del dengue.
Quizás la certeza de que esta vez sí es terminal la fiebre.
O tal vez googlear “caida de pelo recurrente”.
Puede ser que por ahí ninguna de esas cosas sean señal de tenerle miedo a la muerte.
Quizás la atención con la que leo las contraindicaciones de cualquier remedio.
O tal vez la inquietud con la que examino los resultados de los análisis de sangre.
Quizás el tiempo que paso pensando en todas estas cosas.
O tal vez la energía que coloco en descartar cualquier “desperfecto”.
Puede ser, por ahí, que nada de esto sea miedo a la enfermedad o a la muerte.
Si no, simplemente, todo lo contrario.
Quizás la energía, el tiempo, la inquietud, la atención, la certeza, la somatización, la paranoia, la seriedad, la desconfianza y el miedo, no sean más que algunas formas de no enfrentarme a las ganas, la excitación, el disfrute, la felicidad, la incertidumbre, la alegría, la evolución, el deseo y el amor que sólo son posibles en vida.
...o que te gusten tanto que no quieras perder todas esas cosas. La mayor causa de sufrimiento es el deseo.
ResponderEliminarYo me ataco con los lunares. Y sufro esperando el resultado de la mamografía. En cambio sé que tengo el colesterol x las nubes y a eso no le presto atención (¿será que quiero elegir como morir???)
Definitivamente me gusta más tu interpretación que la mía!
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